Los días pasaban sin mayores problemas, y con problemas te referías a los malestares matutinos, nocturnos, todos, porque si no te pasaba nada por la mañana, aparecían de noche, y si no era a la noche, era a la mañana, y si no aparecían, tendrías que asustarte porque aparecían todos juntos en la tarde.
Y hoy era uno de los peores, te sentías tan mal que no siquiera te atrevias a levantarte.
'¿Bebe porqué me haces esto?, Tengo que ir al colegio’ pensaste para vos misma y te sentaste en la cama.
-Buen día mi vida, espero que estés bien y ese porotito también. Los amo, llámame cuanto te levantes’
Suspiraste y cerraste tus ojos, respiraste unas cuantas veces antes de ponerte de pié y dirigirte al baño.
Te arreglaste mínimamente y luego de ponerte el uniforme, bajaste lentamente para encontrarte con tu familia desayunando.
-Hey, ¡Que carita! Buen dia-- dijo tu papá al verte y sonreiste--
-Hola hermosos -- dijiste y tus hermanos te saludaron--
-¿Que vas a desayunar vos mi amor?-- preguntó Helena apareciendo y le sonreiste-- ¿queres tus panqueques de siempre?-- preguntó y de repente la sola idea de recordar el olor te hizo negar rápidamente con la cabeza-- ¿No?-- dijo sorprendida--
-no, no tengo mucha hambre, con unas tostadas estoy bien-- dijiste sentándote y ella asintió con una sonrisa para volver a la cocina y traerte tu café humeante con la leche en la otra mano-- Gracias Hele-- dijiste y ella besó tu cabeza para luego entregarte las tostadas en un plato aparte--
Las charlas mañaneras entre ustedes comenzaron y no pudiste participar mucho, puesto que no sabías como hacer desaparecer el café de la taza, y no sabías hacer magia aún.
¿Como hacerlo? ¿Como explicar que tu mayor adicción de un día para el otro desapareció y que resultará creíble?, Seguiste comiendo lentamente las tostadas y cuando viste que Helena se dirigió al baño, aprovechaste el momento para levantarte con la taza y arrojarla en la pileta de la cocina.
-hey, ¿porque tiras el café?-- preguntó tu hermano apareciendo de repente, haciendo que soltaras la taza--
-ay, me asustaste estúpido….nada, era el último poquito que quedaba, estaba frío-- dijiste y el se encogió de hombros--
-¿Te llevo?-- preguntó y sonreiste para luego asentir--
-voy a buscar mis cosas y vuelvo-- dijiste, el besó tu frente--
Cerraste tus ojos para intentar aminorar tu malestar, eras tan ilusa, como si con hacerlo tus malestares desaparecieran mágicamente.
Una vez arriba, entraste a tu cuarto y sacaste tus cosas para volver a bajar, tu hermano estaba esperándolos a Beltrán y a vos para llevarlos al colegio, así que intentaste ignorar el revoltijo que tenías en el estómago y bajaste para encontrarte con los dos.
Tomaste la mano del más chiquito y juntos caminaron hasta el auto.
Jamás habías sentido el camino al colegio tan eterno, y es que en cualquier momento serías capaz de abrir la puerta del auto para poder vomitar en paz. Nuevamente cerraste tus ojos, respirando miles de veces intentando calmarte, por lo menos hasta llegar.
-¿estas bien vos?-- preguntó Gonzalo de repente--
-si, si...me duele un poco la cabeza, pero estoy bien-- dijiste sonriendole, el tomó tu mano y la besó.
-¿segura? ¿no querés volver a casa?-- preguntó y negaste con la cabeza, aunque la realidad era que te morías por decir que sí--
A los pocos minutos llegaron y para tu suerte Gonzalo los dejó en la primaria, por lo que te vino perfecto.
Ni bien dejaste a Beltrán en su salón, agarraste el celular de la mochila y llamaste a Pedro, quien por supuesto te atendió a los pocos os segundos.
-Hola mi vida-- dijo él, del otro lado, sacandote una pequeña sonrisa--
-Hola amor-- dijiste respirando, mirando hacia arriba-- no quiero molestarte… Pero no doy más, me siento muy mal, veni a buscarme. Necesito un baño ahora, y no quiero entrar así-- dijiste a punto de llorar, y es que estabas tan desesperada--
-Hey, hey, tranquila…estoy saliendo para allá. Espérame-- dijo el y suspiraste. El cortó la llamada y te quedaste afuera, detrás de un árbol para que nadie pudiera verte, te recostaste contra el mismo y tragaste saliva fuertemente, ¡Sabias que no tenías que comer nada!, Pero no podías no hacerlo cuando tenías a cuatro pares de ojos mirándote.
-Gorda-- escuchaste que te llamaron y viste a Camila caminando hacia vos-- ¿que pasa? ¿vas a entrar?-- preguntó y negaste con la cabeza--
-me siento muy mal, estoy a tres segundos de vomitar todos mis órganos-- dijiste y ella sonrió--
-uh, se vino con todo ese bebito-- dijo y sonreiste--
-con todos los malestares del mundo, ya no encuentro excusas para disimular-- dijiste y ella mordió su labio inferior--
-¿Pepe está viniendo?-- preguntó y asentiste--
-si, porque Gonza nos trajo y dejé a Beltrán en su salón y acá estoy, hace un ratito lo llamé...porque Dios, no aguanto más -- dijiste y en ese momento, un auto se estacionó en la vereda de enfrente, pudiste ver que era el de Pedro, el se bajó y casi que corrió a ustedes--
-Pau-- dijo él, acercándose un poco más y ni siquiera esperaste a que lo hiciera, te prendiste a su cuello como una garrapata-- ¿estas bien?-- preguntó--
-no, quiero morirme-- dijiste--
-te dije que no digas más eso ni en chiste-- dijo él y te separaste para mirarlo--
-necesito mi cama y un inodoro ahora mismo-- dijiste y Camila sonrió-
-los dejo, cuídala Pepe-- dijo ella, antes de saludarlos y caminar hasta la entrada del colegio--
-perdon por hacerte venir, pero no doy más-- dijiste y el besó tu frente--
-no pasa nada amor. Veni, vamos-- dijo tomándote por la cintura y llevándote hacia el auto, te quitó la mochila y la puso en el asiento de atrás para luego subir él--
Pedro tomó tu mano, y emprendieron camino hacia su casa. Y casi como si tu cuerpo supiera que estabas llegando, las ganas de vomitar se hacían cada vez más intensas.
Apenas llegaron al estacionamiento, le pediste las llaves urgentemente y saliste disparada hacia las escaleras, y cuando llegaste abriste la puerta y corriste hacia el baño.
Permaneciste allí por unos cuantos minutos porque seguias teniendo arcadas, pero aún no había alivio alguno.
Pedro se sentó a tu lado y acarició tu espalda.
-¿mejor?-- preguntó y negaste. Tiraste la cadena y apoyaste la cabeza en tus antebrazos. El acercó la mano hacia tu panza y la dejó ahí-- deja a mamá tranquila un ratito-- dijo el haciéndote sonreír.
¿Como no hacerlo si se comportaba de esa forma?, Era imposible.
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Espero que les guste la historia!!! COMENTEN COMENTEN❤❤❤❤❤
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